Actualidad

29
Sep
2014

La retina

La retina (diminutivo de la palabra latina rete, que significa red) es una capa de tejido sensible a la luz que reviste la superficie interna del ojo.

Aunque forma parte de la estructura ocular, la retina se considera una prolongación del sistema nervioso y, de hecho, está compuesta por tejido cerebral y millones de células nerviosas. En consecuencia, se trata de la única parte del sistema nervioso que se puede visualizar de forma no invasiva, es decir, desde el exterior.

¿Cómo funciona?

Su funcionamiento se puede comparar al de una película fotográfica: las imágenes pasan a través del cristalino del ojo y se enfocan en la retina, iniciando una serie de procesos químicos y eléctricos que acaban desencadenando impulsos nerviosos. Estos impulsos se envían a varios centros visuales del cerebro a través de las fibras del nervio óptico.

¿Cómo está compuesta?

La retina dispone de una estructura de varias capas de neuronas interconectadas por sinapsis. Las únicas neuronas sensibles a la luz son las células fotorreceptoras, que se encuentran en la superficie exterior de la retina, detrás de una capa de tejido pigmentado. Según su forma, estas células, ordenadas como las cerillas en una caja, se clasifican como:

  • Bastones, que funcionan principalmente en condiciones de baja iluminación ambiental y son las responsables de la visión en blanco y negro.
  • Conos, que posibilitan la visión durante el día así como la percepción del color.

Un tercer tipo, aunque mucho más raro, la célula ganglionar fotorreceptora, juega un papel determinante en las respuestas reflejas a la luz brillante del día.
La parte más sensible de la retina es un área muy pequeña llamada mácula,­ que cuenta con cientos de terminaciones nerviosas muy cercanas entre sí. En su centro se encuentra la fóvea, la zona del ojo con mayor agudeza visual. La mácula se ocupa de la visión central directa, necesaria para actividades como leer, conducir o identificar a las personas.

¿Cuáles son las enfermedades relacionadas?

Entre las patologías oculares que afectan a la retina destacan:

  • Degeneración macular asociada a la edad (DMAE). Esta enfermedad, la causa más frecuente de ceguera en personas mayores de cincuenta años, afecta a la mácula, derivando en una pérdida progresiva de la visión central.
  • Retinopatía diabética. Los daños producidos a lo largo del tiempo en los pequeños vasos sanguíneos de la retina hacen que se multiplique por veinticinco el riesgo de pérdida visual entre las personas con diabetes.
  • Desprendimiento de retina. La separación de la retina de sus capas de soporte requiere intervención quirúrgica inmediata. Entre los factores que predisponen se encuentran la miopía alta, la cirugía de cataratas, los traumatismos oculares, los antecedentes familiares o algunas enfermedades como la diabetes o la arterioesclerosis.
  • Retinopatía hipertensiva. Una elevada presión en la arteria que suministra sangre a la retina puede hacer que esta se obstruya. La consecuencia es que se pierde la vista de forma repentina y sin dolor.

¿Qué síntomas nos deben preocupar?

Cualquier persona que experimente cambios en la percepción de la nitidez o de los colores, destellos de luces, moscas volantes o cualquier otra deficiencia visual repentina debe acudir a la consulta de un profesional de forma inmediata.

¿Cómo se detectan los problemas?

El examen del fondo de ojo, también llamado oftalmoscopia o fundoscopia, es una prueba diagnóstica que consiste en la observación del interior del globo ocular para localizar alteraciones en la retina, la mácula, la cabeza del nervio óptico y los vasos sanguíneos de la zona.

Esta prueba se puede realizar con un retinógrafo, dispositivo que permite obtener fotografías de la retina en color y alta resolución, aunque también existen otras modalidades. En la mayoría de ellas, la persona permanece sentada o reclinada mientras el profesional acerca al ojo un instrumento óptico que proyecta una luz muy brillante. El paciente debe mirar a un punto fijo distante evitando parpadear. Este examen es indoloro y suele durar entre cinco y diez minutos.

¿Cómo cuidarla?

Las revisiones periódicas nos sirven para asegurarnos de que nuestros ojos se mantienen en perfecto estado. Pero, además, la salud ocular se beneficia de la adopción de una serie de hábitos saludables. Por ejemplo:

  • La vitamina C, presente en las células de la retina, protege del daño que causan los radicales libres, por lo que resulta muy aconsejable consumir frutas, especialmente kiwis y cítricos, así como hortalizas frescas.
  • La actividad física moderada también ejerce una influencia positiva.

Entre los factores que afectan negativamente a la retina se encuentran la radiación ultravioleta, el tabaquismo y la contaminación.

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