Este sitio web utiliza cookies para mejorar la experiencia del usuario.Para más información Política de cookies. Puedes aceptar todas las cookies pulsando el botón “Permitir cookies” o configurarlas o rechazar su uso clicando "Configurar cookies".
Las cookies estrictamente necesarias son aquellas de carácter técnico, que deben estar siempre activadas para que la web funcione correctamente, así como para que podamos guardar tus preferencias de ajustes de cookies.
Esta web utiliza Google Analitycs para recopilar información anónima que nos permita medir, por ejemplo, el número de visitantes del sitio, o las páginas más populares. Activando estas cookies, nos ayudarás a continuar mejorando nuestra web en base los intereses de nuestros usuarios.
Controles de seguridad en determinados formularios para verificar que su cumplimentación es realizada por una persona.
FUNDACIÓN SALUD VISUAL, DESARROLLO OPTOMÉTRICO Y AUDIOLÓGICO
Volver al Menú
Escuchar música o sonidos a un volumen muy alto puede dañar las células del sistema auditivo.
Cada vez que subimos el volumen de la música podemos estar poniendo en riesgo la salud de nuestros oídos. Según un estudio llevado a cabo en la Universidad de Leicester (Reino Unido), los auriculares de los aparatos de música pueden causar tanto daño al sistema auditivo como el motor de un avión. En concreto, la música y los ruidos excesivamente altos afectan negativamente a la capa que recubre las células nerviosas encargadas de transmitir las señales auditivas al cerebro. Si bien sus efectos suelen ser temporales, en ocasiones, una exposición prolongada puede derivar en una sordera permanente e irreversible.
Nuestro oído detecta vibraciones y las convierte en impulsos eléctricos, que las neuronas se encargan de transportar hacia el cerebro. Estas neuronas están recubiertas por una capa, llamada mielina, que resulta imprescindible para que esos impulsos lleguen a su destino. La exposición a sonidos altos (por ejemplo, de más de 110 decibelios) puede destruir este recubrimiento e interrumpir el envío de información al cerebro. Hay que tener en cuenta que, a un nivel medio, un aparato de MP3 alcanza entre 85 y 90 decibelios.
Este daño a la mielina puede revertirse, haciendo que las neuronas vuelvan a funcionar con normalidad. Sin embargo, con el tiempo, la exposición continua a la música alta de un reproductor o al sonido ambiente de una discoteca afecta a los receptores sensoriales en el oído de manera permanente, provocando un daño auditivo irreversible. Dado que se trata de una pérdida indolora y gradual, a menudo no nos damos cuenta hasta que ya es demasiado tarde. Así que, ahora que estás a tiempo... ¡baja el volumen de tus auriculares!
La región del cerebro encargada de percibir el sonido se llama núcleo coclear dorsal. El daño a las neuronas en esta región también se esconde detrás de otro trastorno, los tinnitus o acúfenos, que se traducen en una sensación de zumbido continuo en el oído. Estos pitidos resultan muy comunes, por ejemplo, después de asistir a un concierto con la música excesivamente alta.
Vote:
Resultados:
0 Votos
Palabra clave
Audiología
Fundación Salud Visual, Desarrollo Optométrico y audiológico
C/Princesa, 25 4º . Edificio Hexágono 28008 Madrid