Las familias, además de los profesores, tienen un rol fundamental para detectar estos problemas visuales mediante una serie de recomendaciones sencillas:
- Prestar atención a si el niño se acerca mucho a los libros o a la televisión.
- Distracción continuada al leer y baja comprensión de lo leído.
- Valorar si el niño se fatiga cuando está sometido a estímulos visuales.
- Mala escritura a mano.
- Si el niño acusa de tener la visión borrosa, tanto de lejos como de cerda.
- Fijarse en si entorna los ojos para mirar o fijarse en detalles lejanos.
- Observar si adopta posiciones de tortícolis (cuello torcido) cuando lee o hace los deberes, que a la larga pueden manifestarse como dolores de cuello o espalda.
- Astenopia (visión borrosa, fatiga visual y dolor de cabeza) con frecuencia.
- Dolores de cabeza tras realizar un trabajo de cerca, como leer o dibujar.
- Hiperactividad Durante la clase.
- Inversión de letras.
- Bajo rendimiento escolar.