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Actualidad

31
Ago
2020

El cloro de las piscinas, una sustancia que puede ser perjudicial para los usuarios de lentes de contacto

Os ofrecemos una serie de consejos para evitar los problemas visuales e inconvenientes derivados del cloro de las piscinas.

En verano aparecen algunos de los principales enemigos de los ojos, ya que las exposiciones prolongadas al sol, la arena y las alergias son causantes esenciales de muchos efectos perjudiciales. En el caso que nos bañemos en piscinas no hay que olvidar, que el sistema de desinfección empleado comúnmente es la adición de cloro al agua para mantener a esta libre de organismos patógenos.

El mal uso y regulación de las cantidades de este producto puede jugar un papel en nuestra contra, ya que puede provocar irritación en los ojos y dar lugar a la aparición de conjuntivitis y otras enfermedades oculares. Por eso, los usuarios de lentes de contacto tienen que tener muchísimo cuidado al bañarse en las piscinas en las que no tengamos seguridad de una buena regulación de su mantenimiento y puesta a punto para evitar tanto contaminarlas , como perderlas.

Desde la Fundación Salud Visual (Funsavi) te contamos cuáles son los problemas a los que te puedes enfrentar si utilizas lentillas en piscinas donde la cantidad de cloro y su pH no esta bien regulado:

Aparición de queratitis. Esta afección puede estar causada por el contacto de las lentillas con soluciones no estériles, por eso, para impedir su manifestación es fundamental no sumergirse en el agua con las lentes puestas, ni ducharse con ellas, pues además se pueden perder Se pueden utilizar gafas de bucear sin prescindir de las lentes, pero hay que tener en cuenta que incluso con las gafas puestas puede entrar agua, por tanto, no es recomendable su uso.

– Escozor de ojos y conjuntivitis alérgica. Las piscinas tienen que estar correctamente aireadas con una concentración de cloro que mantenga el agua sin patógenos y con un pH de valores comprendidos entre 7.2 y 7,6 considerados valores idóneos para que las personas con tejidos conjuntivos más sensibles no se vean afectadas y sufran quemazón e irritación de los párpados. Es cierto, que el culpable de que ocurran estos efectos dañinos no es únicamente el cloro sino la mezcla de esta sustancia con la saliva, el sudor e incluso, la orina de algunos bañistas. El nitrógeno de los fluidos se mezcla con el cloro y se produce una sustancia tóxica que es la causante de la irritación.

Para evitar estos problemas deberías:

– Utilizar la ducha antes del baño y después de salir de la piscina para eliminar el sudor y los residuos en la piel.

– No hacer uso de toallas ajenas.

– Evitar frotar los ojos al salir de la piscina.

– Lavar bien las manos antes y después de ponerte las lentillas.

– Usar gafas de sol homologadas y que protejan al 100% de los rayos ultravioleta.

– Enjuagar los ojos con suero fisiológico.

– No usar las lentes más de 8 o 10 horas al día.

– Llevar lágrimas artificiales para aliviar las molestias causadas por la sequedad ocular.

– No bañarte en la piscina si huele muy fuerte a cloro.

Hay que tener en cuenta que el uso de lentillas en la piscina aumenta el riesgo de su contaminación, por lo que es fundamental mantener una buena higiene y a ser posible prescindir de su uso.

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