Cuando no llueve ni hace aire los elevados niveles de polución de las ciudades muy pobladas pueden provocar irritación en los ojos, ardor, enrojecimiento, lagrimeo, sensación de quemazón y escozor.
La conjuntivitis y el síndrome del ojo seco son otros de los problemas que puede causar la contaminación del aire.
Para prevenir estos malestares es importante utilizar gafas de sol con filtro UV, emplear gotas lubricantes, beber mucho líquido para que el cuerpo pueda producir la cantidad de lágrima suficiente para mantener el ojo húmedo y evitar el humo de cigarros y los ambientes muy cargados.