¡Cuidado que engaña!
Cuando observamos un eclipse nos puede parecer que no nos daña la luz del Sol, ya que el Sol oculto parece que no nos molesta. Así, es posible mirar el fenómeno durante minutos sin sentir molestias, pero, al contrario de lo que parace, durante esos minutos nuestra retina va poco a poco alterándose. Unas horas después se empezará a notar el daño irreparable, pero entonces será demasiado tarde.
Gafas de eclipse
Solo debemos mirar al Sol directamente si disponemos de un filtro homologado o de las denominadas gafas de eclipse que deben estar homologadas por la Comunidad Europea para la observación solar (índice de opacidad 5 o mayor), prescritas por un óptico-optometrista y deben siempre ser utilizadas siguiendo al pie de la letra las instrucciones para su uso adecuado. Lo mejor es acudir a un establecimiento sanitario de óptica y que el óptico-optometrista sea el que aconseje y prescriba a cada paciente la mejor solución para ver el eclipse si correr ningún riesgo.
Otros trucos para mirar sin riesgo
El Sol también puede ser observado sin peligro viendo su imagen proyectada sobre algún tipo de pantalla situada a la sombra. Por ejemplo, la imagen conseguida sobre una pared o un techo con un espejito plano cubierto enteramente con un papel al que se ha recortado un agujero de menos de un centímetro de diámetro. No hay que observar nunca la imagen del Sol en el espejo, hay que mirar solamente la imagen proyectada.