Más del ochenta por ciento de lo que percibimos proviene de la visión, dato que nos permite hacernos una idea del importante papel que desempeñan nuestros ojos en el terreno de juego.
Aunque la mayoría de los deportes se basan en el movimiento, la visión resulta imprescindible para dirigir y coordinar las distintas partes del cuerpo, al tiempo que nos permite captar, interpretar y anticipar el desplazamiento de otras personas y objetos. De hecho, una de las claves en el desempeño deportivo es el procesamiento de la información visual, que nuestro cerebro debe interpretar de forma rápida y precisa para realizar predicciones acertadas sobre lo que va a pasar en los próximos segundos, normalmente bajo presión y en el intervalo más corto posible.
Las actividades físicas que se desarrollan en ambientes muy cambiantes, como en la mayoría de los deportes de equipo, exigen una alta eficacia visual, de tal modo que el jugador pueda percibir el máximo de elementos en su campo de visión, procesarlos con rapidez y responder con la destreza necesaria. En definitiva, se trata de predecir el futuro basándose en la percepción visual.
En el caso de los deportistas, así como el ejercicio y el entrenamiento potencian aspectos como la velocidad y la fuerza, también pueden mejorar el desempeño ocular. Y, en consecuencia, cuanto más automatizadas estén nuestras respuestas, mejor podremos captar, procesar y retener la información visual.
Una buena agudeza visual no es suficiente
La agudeza visual, es decir, la habilidad para percibir correctamente los pequeños detalles de un objeto, resulta muy importante en los deportes, especialmente en aquellos que requieren distinguir elementos a grandes distancias, como el tiro.
Sin embargo, una buena agudeza visual únicamente se traduce en que podemos ver un objeto con claridad, pero no tiene en cuenta si conseguimos situarlo en el espacio, percibir la rapidez con que se desplaza o anticiparnos a un cambio en su trayectoria.
La agudeza constituye, por lo tanto, solo un aspecto más de nuestras capacidades visuales. La visión, de hecho, se puede describir como un sistema de procesamiento de información dinámico e interactivo, desarrollado a partir de nuestra experiencia, que nos permite comprender lo que vemos, movernos de manera eficiente en el espacio e interactuar con cualquier objeto.
Al practicar deporte, además de la agudeza visual, entran en juego destrezas tan diversas como la coordinación ojo-mano, el tiempo de reacción, la percepción periférica, la fijación ocular, el enfoque y las habilidades de seguimiento. En el pasado, se suponía que, aparte de la corrección óptica, poco más se podía hacer para potenciar las capacidades visuales de un atleta. Hoy en día, los deportistas de élite pueden beneficiarse de una serie de ejercicios de entrenamiento visual diseñados por un Óptico-Optometrista para alcanzar su máximo potencial en el terreno de juego.
Las habilidades de los campeones
- Agudeza visual dinámica. Esta destreza permite discriminar objetos en movimiento, como una pelota de tenis o un balón de fútbol.
- Concentración visual. Los ojos normalmente reaccionan ante cualquier acontecimiento que se desarrolla en nuestro campo de visión, en ocasiones distrayéndonos de nuestro verdadero objetivo. Esta habilidad nos ayuda a centrarnos en el balón o el contrincante, ignorando el resto de elementos.
- Coordinación ojo-mano-cuerpo. La coordinación ojo-mano-cuerpo se puede definir como el modo en que las manos, los pies y otros músculos responden a la información percibida por los ojos de una manera rápida y precisa.
- Fijación ocular. Cuando el balón o un oponente se mueve a gran velocidad, resulta fundamental ser capaz de seguirlo con el mínimo desplazamiento de la cabeza.
- Memoria visual. Se trata de la habilidad para procesar y recordar una escena compleja con todos sus elementos en movimiento. Gracias a ella, los jugadores siempre parecen estar en el lugar adecuado en el momento preciso. Utilizando técnicas de escaneo, los investigadores han descubierto que las mismas áreas del cerebro que se activan al hacer deporte también reaccionan al visualizarnos practicándolo.
- Percepción de la profundidad. Esta capacidad nos ayuda a juzgar con precisión la distancia y velocidad de los objetos u oponentes.
- Visión periférica. Dado que muchas acciones no se desarrollan justo delante del jugador, la percepción de los elementos que se encuentran en los límites del campo visual, sin necesidad de girar el cuello, proporciona una ventaja competitiva. Flexibilidad de enfoque Habilidad para cambiar el enfoque de forma rápida de una distancia a otra.
- Sensibilidad de contraste. Capacidad del sistema visual para distinguir entre un objeto y el fondo en el que se encuentra.
- Visión del color. Distinguir claramente los diferentes colores y tonos es importante en los deportes de balón, como el fútbol.
Gafas que mejoran tu desempeño
Los atletas de todos los niveles pueden beneficiarse de gafas especialmente diseñadas para la actividad física. Por ejemplo, los tintes de algunas lentes filtran los reflejos y los colores de forma selectiva, haciendo que los objetos de un determinado tono se perciban claramente contrastados.
¡No te olvides de la protección!
Todos los años, muchos niños y adultos sufren lesiones oculares al hacer deporte, y no solo en las actividades consideradas de riesgo. La buena noticia es que la mayoría de ellas se pueden prevenir utilizando la protección adecuada. De hecho, los equipamientos han evolucionado tanto que las protecciones oculares casi se fabrican de manera específica para cada disciplina deportiva.
Por otra parte, no hay que olvidar que, cuando se está al aire libre, las gafas de sol ofrecen el mejor escudo frente a los efectos dañinos de la radiación ultravioleta.
Lentes de contacto, la opción ideal en el terreno de juego
Las lentes de contacto ofrecen una gran comodidad al practicar deporte, por lo que, incluso si no deseas utilizarlas a diario, puedes optar por las desechables y llevarlas solo en la pista de juego. Entre sus ventajas, destacan:
- Mejor visión periférica.
- Un campo visual absolutamente despejado.
- Menos probabilidades de empañarse o ensuciarse.
- Visión más estable.
- Menor riesgo de lesiones.
- Mayor comodidad al utilizar equipos de protección.
Además, pregunta a tu óptico-optometrista acerca de la ortoqueratología o terapia refractiva corneal, un procedimiento que, mediante unas lentes de contacto especiales que se llevan solo mientras duermes, te permite ver correctamente sin necesidad de utilizar gafas.